La vuelta al cole (o cómo empezar con buen pie)
Se acaban el verano y las vacaciones, y toca adaptarse de nuevo a la rutina y a la vuelta al ‘cole’. Para los alumnos es un momento de inquietud, nervios, y ganas de reencontrarse con viejos y nuevos amigos. Lo mismo sucede para los profesores, aunque ellos ya haga semanas que están planificando y ultimando los detalles para que todo vaya como la seda.
Son muchas cosas a tener en cuenta, pero para empezar el curso escolar por todo lo alto y con buen pie, hemos querido recopilar en este artículo algunos puntos imprescindibles para tener un año formidable e incorporar en el aula cosas que, a veces, se nos pasan por alto con el trajín del día a día.
¡Vamos a ellos!
1.Romper el hielo. No hablamos únicamente de empezar la clase con actividades dinámicas, sino de realmente tomarse el tiempo para propiciar un ambiente positivo en el aula. Los alumnos acaban de llegar después de meses sin hacer nada, quizás sin ver tanto como quisieran a sus amigos, y aunque a veces puede ser tentador “dejar las cosas claras” desde el principio, y empezar de cabeza con el temario e incluso mandando deberes, hay que pensar si realmente es lo mejor para el grupo.
2. Favorecer un ambiente relajado. Puede que algunos de tus alumnos ya se conozcan entre ellos, pero habrá otros que no. Habrá gente nueva y gente conocida, y quizás es un grupo que tú no has tenido antes y del cual desconoces sus dinámicas. Todas estas son posibilidades a tener en cuenta, así que qué mejor que tomarse el tiempo necesario para interesarnos por ellos, su verano y los propósitos para este curso, así como hablar de los tuyos. ¿Cómo quieres que sea el aula? ¿Qué quieres enseñarles? ¿En qué te vas a centrar? Y ellos, ¿qué quieren aprender, qué les interesa? Redirigir las actividades acorde a sus intereses puede ser beneficioso para todos, así como asegurarse de que se conozcan entre ellos. Realizar actividades de cohesión de grupo, como cuestionarios, juegos, ejercicios en grupo, etc., permitirá que se sientan más cómodos y puedan hablar sin miedo en el aula, especialmente los más tímidos. Y recuerda, el entusiasmo y la ilusión son contagiosas, y si ven que tú vas a dar el cien por cien, ellos sentirán que les importas.
3. Potenciar la lectura. Y aquí no hablamos únicamente de las lecturas obligatorias, sino de rodear a los alumnos de literatura. Conocer a los autores, propiciar debates, interesarnos por lo que leen y analizarlo con ellos. Los círculos literarios y las bibliotecas en el aula son una manera de que los libros acompañen a los alumnos, además de que mediante las novelas pueden aprender a resolver conflictos, a ser más felices y a desenvolverse mejor en sociedad. Aquí os dejamos con algunas actividades que puedes poner en práctica en clase.
4. Dosificar. Tal como dice Salvador en su entrada, es más importante que los alumnos aprendan significativamente, que no ir deprisa y corriendo por querer acabar el currículo y, al final, no hayan asimilado nada. Dosificar el contenido, entender cuándo hay que ser más flexibles en el aula y permitir las risas y un ambiente más distendido es clave para una buena convivencia en el aula.
Lo importante es, como decimos siempre, implicarse y disfrutar del trabajo que realizas. Entender que, a veces, por mucho que planifiques y prepares, cada clase y cada alumno es un mundo, y hay que tener paciencia para saber gestionarla y dar lo mejor de uno mismo.