La magia en ‘Como agua para chocolate’
“Dicen que Tita era tan sensible que desde que estaba en el vientre de mi bisabuela lloraba y lloraba cuando esta picaba cebolla; su llanto era tan fuerte que Nacha, la cocinera de la casa, que era medio sorda, lo escuchaba sin esforzarse. Un día los sollozos fueron tan fuertes que provocaron que el parto se adelantara”.
—Como agua para chocolate (p.11), de Laura Esquivel*.
Este es el segundo párrafo con el que empieza Como agua para chocolate, la obra con la que Laura Esquivel conquistó el parnaso de la literatura hace veinticinco años y que nos ha conquistado para trabajar el realismo mágico en el aula. Pero, ¿de qué trata? ¿Por qué gusta tanto?
La novela, situada en México, cuenta la historia de amor de Tita De La Garza, la pequeña de las tres hijas de Mama Elena. Al ser la más joven, su destino está dictado por las convenciones familiares y la obligación de tener que quedarse soltera para cuidar de su madre cuando esta envejezca. De la mano de Nacha, la cocinera de la familia y mentora de nuestra protagonista, Tita aprenderá todas las recetas y remedios familiares y estos se convertirán en su mejor arma, y en la gran pasión de su vida. Por mucho que Tita sepa que no le está permitido casarse, y esté atada por las prohibiciones de Mama Elena, eso no impide que Pedro, admirador de Tita, le pida matrimonio. A ella le gustaría poder decirle que sí, pero Mama Elena se niega en redondo a darles permiso, y a cambio le ofrece a Pedro la mano de la hermana mayor de Tita, Rosaura. Pedro acepta, creyendo de este modo que podrá estar más cerca de Tita, su amor verdadero, pero ésta lo ve como una traición en toda regla. Cuando prepara el pastel de boda para Pedro y Rosaura, el lector se maravilla al leer la maestría con la que Laura Esquivel describe todo el proceso culinario. Con el corazón encogido, sentimos la desolación de Tita cuando prepara el pastel. Lo que ella no se espera es que cuando sus lágrimas se mezclan con el resto de ingredientes, el resultado es un pastel que provoca un sentimiento de anhelo y desespero a todo aquel que coma un trozo. Los platos de Tita se dotan de realismo mágico cuando vierte todas sus emociones, todo su amor, tristeza y dolor, al cocinar. Esquivel consigue retratar con gran talento la frustración y la esperanza de la protagonista a través del arte de cocinar, y el lector no podrá soltar las páginas para saber si al final conseguirá liberarse de las cadenas que la oprimen. Es, en toda regla, una lectura adictiva, rítmica y perfecta para trabajar en el aula.
La novela está repleta de personajes entrañables, situaciones que retratan la cultura y la tradición de México, y unas descripciones cuidadas al detalle que te transportan al instante al mundo de Tita. La obra de Laura Esquivel es perfecta para tratar el realismo mágico en la literatura y en clase, junto con las novelas de Gabriel García Márquez e Isabel Allende. Hay varias actividades que pueden hacerse, y aunque en la red muchas de ellas están enfocadas a clases de ELE, también pueden aplicarse a cualquier clase de lengua española, como aprender sobre el contexto histórico de México a principios del siglo XX, investigar sobre la vida y obra de la autora u otros elementos que sean de interés de los alumnos y que surjan a raíz de la lectura, analizar los ejemplos de realismo mágico que aparecen a lo largo de la novela, etc.
¿Qué otras obras nos recomendáis para trabajar el realismo mágico? ¡No dudéis en compartir vuestras ideas en los comentarios!
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